El último proyecto que me ha tenido varios meses como loca ha sido un bar. Y no porque haya estado celebrando algo, sino porque ha sido un arduo trabajo transformar la barra de guateque "landista" en una "coctelería" para una sala en una casa moderna.
Y así estaba. Había que hacer un análisis completo de desperfectos. Desmontarlo todo por módulos y ponerme manos a la obra.
Obviemos el olor a anises y coñac añejo que desprendía todo el bar.
El paso de los años, humedad, grasa y suciedad que había que limpiar bien para que los metales volviesen a brillar. Desmontadas las piezas tenía que empezar a lijar. No sabía si contarlo, pero el mueble es tan grande que no me cabía en la sala para lijar ("sala de máquinas") y lo tuve que lijar a mano. Todito. Menos mal que hay buenas imprimaciones para que la pintura agarre bien en superficies de contrachapado.
Y ya puedo empezar a pintar!
El invierno y la humedad no son buenas amigas del secado de la pintura, pero tras secarse capa por capa, pude empapelar algunos huecos y fondos. Usé un papel de pared de https://www.papelesdelos70.com/, de la gama "retro" y se empezó a ver la luz al final del túnel.
Una vez empapelado, barnizado y seco había que montar todas las piezas, repasar el circuito eléctrico y reemplazar cableado. Los módulos para tapizar ya estaban en marcha.
Cuando comprobé que todo estaba en su sitio y funcionaba perfectamente lloré de emoción. Mucho trabajo y muchos dolores de espalda, pero aquí estaba terminado el bar. Espero que os guste.
Fin.