miércoles, 25 de julio de 2018

Tú y yo.

En este proyecto incluyo tres elementos, dos sillas de estilo francés de los años 50 y una mesa de televisor de los 70.


No sé si recordaréis esas mesas de TV (culón, por supuesto) que había en muchas casa de abuelos. Yo la recuerdo porque me pasé muchas horas viendo lo que veía mi abuelo: toros, básicamente, y debajo tenía mi abuela muchas revistas de "El Jueves", que le daba la vecina, y ahí estaba, entre El Jueves y los toros. Que no se me olvide el "pañito" de ganchillo.


La estructura de hierro me gustaba mucho y pensé en dos colores, uno de ellos con pintura de forja, y, por supuesto, cambiarle el tablero de contrachapado por una tabla de madera.

Una vez desmontado todo, probé con varios productos para quitar la pintura del metal sin éxito, o a medias, y opté por usar una lija de grano medio. Lana de acero después para quitar restos y dejar la superficie más lisa y preparado para la imprimación para metal. El secado de los productos para metal (imprimaciones, pinturas...), necesitan más tiempo y paciencia. La pintura que elegí era una pintura para forja porque quería darle dos texturas, la rugosa de la forja y la suave de una pintura con brillo.

Medida, cortada, lijada y muuuuy barnizada, coloqué la tabla de madera y, en una ferretería de mi barrio encontré unos tapones para las patas blancos!!!


Las sillas me dieron más trabajo, pero quedaron tan bonitas...

Como es ya habitual, la solución para que creían mejor para proteger la madera era barnizar, barnizar y barnizar, todo junto, así, una encima de otra años y años.


Quité la tapicería intentando no romperla para que me sirviese de patrón y desmonté las sillas para poder lijarlas mejor y limpiarlas bien. Y mucho tuve que lijar para quitarle todos los restos de barniz antiguo, ya que quedaría mucha madera "desnuda" y no queda bien si no se limpia a conciencia.

Limpias, sólo tenía que pensar en los dibujos, poner cinta de carrocero y empezar a pintar.



Una vez pintadas y barnizadas, hay que tapizar la base y, aunque pensamos en una polipiel de alguno de los colores, finalmente opté por loneta.


Me alegro de que el miedo a transformar o cambiar el aspecto de los muebles, esté quedando atrás.

¡Hasta el próximo post!