No es porque Agatha Christie o Arthur Conan Doyle hayan colaborado con nosotros en la transformación de esta cómoda, pero sí estaban presentes en los ratos libres entre mueble y mueble. Quizá por ese motivo y por los colores, le veo un toque muy inglés.
Tengo la costumbre de visualizar dónde quedaría bien cada una de las piezas una vez terminadas. A la cómoda "drongo", como la llamábamos en el taller por el pájaro que se pintó en la parte superior, la imagino en un salón junto a una lámpara de pie, un sillón, libro en mano y un "earl grey" cerca.
No sé, será el otoño...